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(Fecha: 12/09/2002)

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-(El período recesivo que se vive hoy en la Argentina es muy similar a la Gran Depresión que afectó a EE.UU. en el ’29 )-

EL ‘NEW DEAL’ ARGENTINO

Firma:Pablo T. Spiller
Catedrático, Universidad de California, Berkeley, y Director LECG, LLC
[ P ]La cartelización y la rigidez laboral no le sirvió a los EE.UU.
para salir de la
Gran Depresión

** Nota **La Gran Depresión que afectó a los EE.UU. a partir de la quiebra bursátil del 29 y la subsecuente crisis bancaria es muy similar al proceso recesivo que se vive hoy en la Argentina. Al comienzo de la Gran Depresión, previo al crash, entre agosto y octubre de 1929, la industria de los EE.UU. cayó un 2% en términos reales, un 10% en los dos meses subsiguientes al crash, y un 24% en los doce meses subsiguientes. En la Argentina, durante la primera mitad del año, la producción industrial disminuyó cerca del 15%. Por otra parte, en Estados Unidos, las ventas minoristas tuvieron una contracción similar a la experimentada en la Argentina. En un período de cinco meses, de octubre de 1929 a marzo de 1930, las ventas de coches bajaron un 20%; y las ventas en tiendas, un 16%. En la Argentina, en la primera mitad del año las ventas de coches bajaron más del 50%, mientras que las ventas en los supermercados bajaron cerca de un 30%. La mayor diferencia en el movimiento económico de estas dos grandes depresiones se da en el aspecto inflacionario. Si bien la Gran Depresión de los EE.UU. mostró deflación y la Gran Depresión argentina presenta inflación, en realidad los precios de los productos y servicios ofertados en la Argentina bajaron en dólares todavía más que en la Gran Depresión del país del Norte. Por lo tanto, el comportamiento económico de ambas contracciones es similar.
 

El comportamiento político también es similar, lo cual es preocupante. Los votantes estadounidenses veían en la supuesta impasividad del presidente Hoover la misma impasividad que los votantes argentinos vieron en De La Rúa. La toma del poder del presidente Duhalde y del presidente Roosevelt señalaron para ambos países cambios de rumbo. A diferencia del presidente Duhalde, Roosevelt tomó la presidencia en marzo de 1933 con un gran apoyo popular, que le permitió en sus primeros cien días implementar un nuevo rumbo: el famoso New Deal. Si bien fracasó en sacar al país de la recesión, el New Deal le otorgó a Roosevelt una altura moral que lo hace aun hoy uno de los presidentes más queridos de la historia americana.
 

El New Deal comenzó con un feriado bancario de tres días introducido al día siguiente de asumir su cargo, siguió con el cierre de los bancos insolventes, la salida del Gold Standard (lo equivalente a una devaluación) y la introducción de recortes presupuestarios importantes. A esos cambios, siguieron políticas sociales y de ayuda sectoriales. A través de la Ley de Ajuste Agrícola de Mayo de 1993, la Ley de Recuperación Industrial Nacional del mes siguiente, la Ley Nacional de Relaciones Laborales de 1935 y la falta de enforcement de las leyes de antitrust, se facilitó la cartelización de sectores industriales y agrícolas y se fortaleció el poder de los sindicatos. Estas leyes intentaron detener la caída en los precios de los productos con el fin de mejorar la rentabilidad industrial y agrícola.
 

En un estudio reciente de la Reserva Federal, se demuestra que si bien la cartelización de la economía a partir de 1933 pudo haber ayudado a alguno que otro sector, su mayor consecuencia fue retardar en por lo menos tres años el retorno al crecimiento. En lugar de haber terminado en 1939, la recesión habría terminado en 1936 si la economía no hubiese sido cartelizada. El efecto recesivo de la cartelización de la economía es fácil de entender. Al aumentar los precios y los salarios en esos sectores se tiene un efecto dual. Por un lado, se disminuye el ingreso real de los consumidores, por lo que la demanda general agregada baja, provocando un efecto recesivo. El aumento en los salarios en los sectores cartelizados lleva a un aumento en la demanda salarial en el resto de la economía, generando por lo tanto un aumento en los costos frente a una reducción en la demanda. Esto genera otro efecto recesivo.
 

Este estudio es aplicable a la Argentina de hoy. La administración Duhalde está llevando a cabo, sin visión ni autoridad moral, un New Deal implícito. Elimina la competencia en el sector financiero, aumenta salarios por decreto, pone precios mínimos (de referencia) en sectores seleccionados (aviación), paraliza la política de defensa de la competencia y amenaza utilizarla por motivos nacionalistas (véase caso Perez Companc), impone retenciones a las exportaciones, etcétera. De la misma manera que la cartelización y la rigidez laboral no les sirvió a los EE.UU. para salir de la Gran Depresión, no le va a servir a la Argentina. El New Deal que los argentinos necesitan no es la cartelización y la rigidez laboral, sino la flexibilización laboral y la competencia, el respeto por la propiedad, los contratos y las instituciones



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